
Básicamente lo que se documenta es la necesidad de realizar una programación orientada al rendimiento, en donde se integre este tipo de pruebas en el ciclo de vida de las aplicaciones, asegurando que en cada una de las etapas el sistema funcione dentro del rango de prestaciones esperadas para que su funcionamiento sea el correcto.
Siendo el objetivo final de estos patrones y prácticas (procesos) la transformación desde una aproximación reactiva a otra proactiva, en relación al rendimiento de la plataforma de hardware y software sobre la que funcionan las aplicaciones.
Reactivo |
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Proactivo |
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Sin embargo, la programación del rendimiento se refiere a la necesidad de tener planes de prueba, lo más automatizados posibles, centrados en los requisitos no funcionales de la plataforma en donde se despliega y funciona el software.
Eso significa que estas pruebas están orientadas y dirigidas por el área de negocio. Quien realiza las priorizaciones de acuerdo a valores críticos del “business” como es el valor de los beneficios, la optimización de los costes o el impacto de los fallos del servicio.
Incluso puedo dar la vuelta a la tortilla, y utilizar los resultados de las baterías de pruebas como marco e indicador de la infraestructura necesaria para conseguir cumplir las expectativas. Definiendo el rendimiento de la aplicación primero y, luego, desarrollar el software orientado a cumplir el Plan de pruebas, para obtener unas prestaciones de ejecución determinadas.
Fuente:www.genbetadev.com